martes, 18 de diciembre de 2012

Día de la lectura en Andalucía


El pasado domingo 16 de Diciembre fue el día de la lectura en Andalucía. Para celebrarlo la Biblioteca Municipal del Adamuz os cuelga el escrito a favor de la literatura y el cine de Pablo García Casado titulado “Contra el fuego”. Este libro hace referencia al libro de Farenheit 451, de Ray Bradbury y a su versión cinematográfica de Francois Truffaut; así como a Julio César de Shakespeare y Mankiewicz

Contra el fuego
PABLO GARCÍA CASADO
16 de diciembre de 2012
En 1966, un joven François Truffaut dirigió Fahrenheit 451, adaptación cinematográfica de la novela homónima de Ray Bradbury. Un relato que narraba un hipotético tiempo futuro, en el que los libros estarían prohibidos, y debían ser quemados y sustituidos por pantallas de televisión. Porque una sociedad que aspiraba a ser perfecta debía evitar cualquier referencia al pasado, a que el ser humano pudiera preguntarse por su felicidad, por su deseo, por su lugar en el mundo. “No hacen felices a la gente, y por eso deben ser eliminados”, respondía Guy Montag a una bellísima Clarisse encarnada por Julie Christie. Este panorama implicaba subvertir incluso el valor de las palabras, hasta el punto de que “bombero”, en el relato, era precisamente quien aplicaba el fuego a los libros: aquél que, de alguna manera, apagaba las llamas del deseo y de la memoria. Ese que late en las páginas de Faulkner, Cervantes o Camus.El adagio facilón nos dice que una imagen vale más que mil palabras. Pero esta afirmación recurrente puede ser leída también en sentido contrario. Porque si digo “bosque” estoy nombrando las penumbras africanas, los fríos noruegos o la oscura multitud de una calle nocturna en el sudeste asiático. O un lugar no escrito. O un no lugar. O un desierto. Porque pantalla y libro, palabra e imagen no se oponen entre sí: se afirman, sirven de mutuo alimento. Muchos nos acercamos al Julio César de Shakespeare gracias a Mankiewicz; nadie como Brando narró ante las masas, que se agolpaban en cientos de salas de cine, el discurso de Marco Antonio. Y qué genial guionista encontró el director norteamericano en el dramaturgo inglés para representar esta metáfora precisa del poder y de la política. Por eso, a pesar de las insidias interesadas de los apocalípticos, la pantalla y el libro han cultivado la amistad y han crecido juntos. Juntos conforman el presente de nuestra memoria. Levantarse cada día para luchar por ellos merece la pena. No siempre es un trabajo grato. Contra la cultura, contra el libro y las películas, siempre hay megáfonos y demagogia, ventajismo de quien nos llama parásitos del sistema. Gente con la boca ancha y la mirada estrecha. Gente que estaría dispuesta a activar, en aras de nuestra seguridad, el pulsador del lanzallamas, y quemar a Proust, a Miller, a Polanski o Von Trier. Gente que parecen honrados vecinos de domingo, pero cuyas actitudes no difieren demasiado de los talibanes afganos o los secuaces de Terry Jones. Por eso, antes de que la vida nos lleve a exiliarnos en un país de mujeres-libro o de hombres-película, debemos defender este territorio ganado a la ignorancia: porque son un activo contra la sumisión. Por eso debemos estar alerta ante esos discursos incendiarios que prenden fácilmente. Y los libros lo hacen a una temperatura de 451 grados Fahrenheit. Y las películas, incluso menos, a 410.

miércoles, 12 de diciembre de 2012


“ No se puede leer de verdad un libro sin estar solo.
Pero,   precisamente   por   esa   soledad,   uno   se   relaciona   de   la 
manera más íntima con personas con las que quizá uno no se 
hubiese   encontrado   jamás,   bien   porque   están   muertas   desde 
hace   siglos   o   porque   hablan   idiomas  que   no   entiendes,   y   sin
embargo, se han convertido en tus más íntimos amigos, en tus 
más   sabios   consejeros,   en   los   magos   que   te   hipnotizan,   las 
amantes con las que siempre has soñado. ”
Antonio Muñoz Molina
“ El poder de la pluma ”

EL SILENCIO DE LA MEMORIA


Ahora que el tiempo frío y lluvioso nos impide realizar otras actividades podemos aprovecharlo para una buena lectura. Así que la biblioteca Municipal de Adamuz te recomienda :




Este libro trata de que un hombre llamado Rufino deserta del frente de Teruel en plena guerra civil española. Pocos meses antes había sido reclutado por la República. Tras un largo viaje de huida lleno de calamidades, aparece en un pequeño pueblo del norte de Italia. Atrás había dejado su pueblo natal, su familia y su novia, a los que nunca volverá a ver. En Italia conoce a una mujer madre soltera que le acoge y le da su amor. Con ella tiene una hija, Paola, quien en un viaje a Londres conoce a un militar español, Jesús. Los dos pertenecen a mundos e ideas distintas. Ella es militante comunista, él miembro de los servicios de inteligencia españoles de la dictadura franquista. Ambos viven juntos una evolución hacia la moderación de sus ideas radicales juveniles. Sin embargo, los dos serán víctimas de la violencia. Antonio, hijo de Paola y Jesús, vendrá a España para honrar la memoria de su abuelo español y conocer a la anciana Carmen, la novia que Rufino dejó para siempre, el amor de su vida.
                                                              

viernes, 19 de octubre de 2012

UN LIBRO PARA EL FIN DE SEMANA: “Lágrimas en la lluvia”. Rosa Montero.

Imagina que solo dispones de 10 años. 520 semanas del siglo XXII para vivir, conociendo la limitación de tus días y el engaño de una memoria inventada por otros.
Pura ciencia-ficción que bebe de la película más legendaria del género: “Blade Runner”. Los replicantes regresan dentro de un universo más extenso del fílmico, creado por la imaginación de la escritora madrileña. Bruna, su protagonista es una replicante detective, obsesionada con su muerte próxima, que, en la estela de la novela negra, no podrá confiar en nadie, ni en nada.

                                                                                   TE LO RECOMIENDO


La importancia de la lectura


Ahora, querido lector, querida lectora, estás leyendo. ¿Crees que tus ojos «se deslizan» por las líneas como una especie de góndola a lo largo de un canal? Te equivocas. Los ojos humanos no se deslizan, sino que saltan por la línea escrita. Saltan, se detienen una centésima de segundo, leen las palabras que hay antes y después, vuelven a saltar de nuevo, y así hasta llegar al final de la línea: entre tres y seis saltos por línea, según lo apretadas que estén las palabras o la atención con que se lee.
Tampoco nuestra atención se desliza, sino que salta. Aunque leamos con atención, no leemos todas las palabras: nos distraemos continuamente. Nuestra atención no está preparada para leer un chorro continuo de palabras únicas y esenciales, y los textos en los que uno no se puede perder ni una palabra (por ejemplo, ciertos textos de filosofía) tenemos que leerlos una y otra vez para entenderlos. Los textos bien escritos (como este, por ejemplo) consisten en continuas reelaboraciones de lo mismo, en variaciones y variaciones de un tema. Es necesario decir las cosas muchas veces para que el lector las entienda. Es necesario, digámoslo así, dar muchos ejemplos. La literatura es, en cierto modo, el arte de poner ejemplos. Cervantes dice en un par de frases que Don Quijote se volvió loco: a continuación, se dedica, a lo largo de cientos y cientos de páginas, a poner ejemplos.
«Diferir» significa dos cosas: (1) decir algo diferente de lo que dice otro, y (2) postergar, es decir, retrasar en el tiempo. Todas las frases que existen, desde la primera que se escribió al principio de los tiempos, comparten esas dos cualidades. Difieren y se difieren. Diga usted algo, cualquier cosa. En seguida notará que es imposible decir eso «completamente», y que necesita añadir otra frase más para aclarar la primera. La segunda frase aporta precisión y acota el campo de significado de la primera, pero también introduce significados nuevos, nuevas cosas que hay que aclarar. Aparece así una tercera frase, que pretende dejar perfectamente claras la primera y la segunda. El «significado», pues, esa perla perfecta, esa flor azul inconcebible, difiere: se retrasa. Y también difiere en el otro sentido, se hace cada vez más diferente. Así surge la literatura: por la imposibilidad de decir nada completamente, de decir nada definitivamente.
Antiguamente, leer se percibía como algo semejante a hablar. Esa es la razón de que en las inscripciones romanas, por ejemplo, las letras estén tan juntas: sólo se entiende dónde empiezan y terminan las palabras si se leen en voz alta. Fue San Agustín el primero que describe a una persona leyendo en silencio, es decir, leyendo con los ojos. A partir de entonces comienza el proceso que llevará a la lectura moderna, que percibimos no como algo semejante a hablar, sino como algo semejante a mirar. Leemos con los ojos, excepto los ciegos, que leen con los dedos: claro que los ciegos también ven con los dedos.

Pero ¿qué es lo que vemos? Cuando leemos literatura, no vemos las letras. Ni siquiera vemos la página. Es posible que al principio, por espacio de unas frases, veamos la página, pero luego, si la magia de la literatura se produce de verdad, los ojos comienzan a ver cosas que no están físicamente presentes. Entonces leer ya no se parece ni a hablar, ni a mirar, sino a recordar. ¿Por qué los libros suelen estar escritos en pasado, si nos cuentan cosas que sentimos como presentes? Sin duda el origen está en los aedos que contaban las hazañas épicas sucedidas siempre mucho tiempo atrás, pero esa convención bien podría haber caído en desuso como tantas otras. No, los libros están escritos en pasado porque son algo así como recuerdos inducidos.
Leer es una creación, y todo el que lee es creador. El buen lector lee sin prisa, lee sin expectativas. El buen lector no desea aprender nada ni convertirse en una persona mejor: desea vivir más, tener experiencias reales. El buen lector no va en busca de diversión, sino de alimento. Claro que, ¿quién desea alimentarse de una sustancia que no resulte deliciosa? El buen lector sabe que cuando entra en los caminos de un libro entra también en su propio interior, y que las cosas que encuentra en esos caminos, dragones o rosas, estatuas o ratas, están también dentro de él. Leer es viajar por dimensiones inexploradas del palacio de la imaginación; quiero decir, visitar cuartos de la propia casa mental que de otra forma estarían siempre cerrados. Leer es viajar, leer es descubrir, leer es construir en el espacio interior una casa, una resistencia. Leer es construir una casa para el alma. Leer es construirse un alma

martes, 16 de octubre de 2012

CURSO


Director, JULIÁN SOLANA PUJALTE 
27 de octubre (10:30 h.)
 El libro antiguo. Su análisis desde un punto de vista material y formal. 
Dr. Julián Martín Abad (Biblioteca Nacional de España). 

10 de noviembre (10:30 h.) 
La catalogación: teoría, práctica y automatización. 
Dña. Isabel Moyano Andrés (Biblioteca “Joaquín Leguina”, Comunidad de 
Madrid). 

17 de noviembre de 2012 (9:45 h.)
El Libro antiguo y las nuevas tecnologías. 
D. Eduardo Peñalver Gómez (Biblioteca de la Universidad de Sevilla). 
El estudio del ejemplar. 
Prof. Dr. Julián Solana Pujalte (Universidad de Córdoba). 

24 de noviembre de 2012 (9:45 h.)
El papel del grabado en el libro antiguo a través de la historia y los nuevos retos de catalogación. 
Profª. Dña. Ana María Pérez Galdeano (Universidad de Granada) 
La encuadernación. Evolución técnica y estilística en Europa Occidental. 
Dña. Carmen Peña Calleja (Instituto del Patrimonio Cultural de España). 

1 de diciembre de 2012 (9:45 h.) 
Las traducciones castellanas de Erasmo en el s. XVI. Estado de la cuestión. 
Problemas bibliográficos y filológicos. 
Profs. Dres. H. Rabaey. M. D. Rincón. M. Rodríguez-Pantoja, J. Solana (Proyecto 
Bibliotheca Erasmiana Hispanica) 

15 de diciembre de 2012 (10:30 h.) 
Patologías del libro antiguo. Conservación y restauración. 
D. Javier Tacón Clavaín (Biblioteca “Marqués de Valdecilla”, Universidad 
Complutense). 
Mesa redonda: el fondo antiguo de las bibliotecas de Córdoba. 
P. D. José Molina Valero (Biblioteca OCD de Andalucía). 
Dña. María del Carmen Liñán Maza (Biblioteca de la Universidad de Córdoba). 
D. Manuel Ruiz Luque (Biblioteca “Manuel Ruiz Luque”, Montilla).  

A celebrar en el Aula Magna de la Facultad de Filosofía y Letras de la UCO
Para formalizar la matrícula en:
http://www.uco.es/estudios/sep/cowep/ 

Agradecida de antemano, 
Cristina Ruiz de Villegas García-Pelayo
Responsable de la Biblioteca de la
Facultad de Ciencias del Trabajo de Córdoba
Tfo.: 957-212519
http://www.actiweb.es/delibroantiguoencordoba/

Pilar Sánchez Polaina
Biblioteca Universitaria de Córdoba
Proyectos y Recursos Electrónicos
Campus de Rabanales, Ctra. Madrid- Cádiz, km. 396-A, 14014 Córdoba (España)
tel.:  +34-(9)57 21 21 41, fax: +34-(9)57 21 81 36
e-mail: bg2sapop@uco.es // pre@uco.es
 

jueves, 11 de octubre de 2012

ÉRASE UNA VEZ ADAMUZ...



Érase una vez Adamuz…

Érase una vez un pequeño pueblo, que pronto se convertiría en una gran localidad. Se llamaba Adamuz. La tenacidad de sus conciudadanos, su buen hacer y el calor con el que convivían hicieron de Adamuz un lugar próspero y acogedor, al que uno siempre desea regresar.
Había allí una familia muy humilde que se apellidaba León de primero y Ruiz de segundo. La formaban padre, madre y cuatro hermosas hijas, que se llevaban cinco y cuatro años entre sí, y trabajaban duramente en el campo. Nunca les faltó qué comer.
Las niñas asistían a la escuela y se aplicaban todo lo que el oficio les permitía. Aunque pobres, fueron muy felices hasta que un terrible suceso dejó un vacío del que jamás conseguirían recuperarse. “Los recuerdos feos que tenemos no se pueden olvidar pero bueno, eso queda ahí”, se lamenta más de sesenta años después Carmen, la segunda.
Perdieron a su padre en circunstancias poco agradables. Su madre quedó viuda, joven y con cuatro bocas que alimentar: la mayor de diecinueve, catorce la siguiente, diez tenía Carmen y cinco Paca, la pequeña.
Aunque vivían en la misma casa, Carmen quedó al cargo de su tía. Aquél suceso, sin embargo, la acercaría a descubrir lo que ha sido su gran pasión: la costura. Aprendió  con un sastre amigo de su tía, y dio su primera puntada con tan sólo once años. Y a partir de ahí todo eran hilos, agujas y dedales. “Hermana, ¿te coso un botón?”, preguntaba impaciente. “Carmen, no tengo ningún botón suelto”, le respondían. “Pues lo descoso primero y lo coso después”, insistía. Y si no cosía, así estaba todo el tiempo.
Más tarde una maestra le mostró todos los secretos del oficio. Ésta tenía su casa de coser pero tanta costura le llegaba que ya no daba a vasto, y tuvo que traerse a Carmen y otras muchachas para coser en las casas. Con ella estuvo cinco años: marcar, cortar, hilvanar, coser, repasar…
¡Y agárrate en las vísperas de fiesta! Trajes nuevos para unos y arreglos para otros. Puntadas de día y puntadas de noche.“Que si os vais a vuestra casa a comer, entre el ir y el venir, no nos da tiempo a terminar lo de la Genara”, les decía a las ayudantes la maestra. “Que si os vais hoy a dormir a vuestra casa, entre el ir y el venir, no nos da tiempo a terminar lo de Don Emilio”, les repetía.
De modo que a sus setenta y tantos años, Carmen está al revés si por lo menos no pega un botón en todo el día o coge un bajo o zurce un calcetín.
Después tocó abandonar el pueblo y trasladarse temporalmente a Málaga, al Arroyo de la Miel, y definitivamente, hará ya unos cuarenta años, a Córdoba. ¿Y qué le esperaba a Carmen en la ciudad? “En el pueblo ganábamos para comer, en Málaga trabajábamos para comer y aquí trabajamos para comer”.
En Córdoba ha vivido algunos de sus mejores años. Muy unida a su hermana Paca, se las ingeniaron para vivir la una en el “bajo a” y la otra en el “bajo b”. Pero la compañía del pueblo la han echado de menos entonces, ahora y siempre. Las puertas abiertas “¡Vecina, qué haces!”, “¡Vecina qué tienes!”, “¡Vecina, qué cantas!”. El cariño y la amistad del pueblo.
Carmen mira pensativa su máquina de coser, cierra los ojos. Aparecen sus hermanas y las niñas de la calle. Es el día del Señor y amanece despejado. Por la mañana todas corretean como locas en busca de flores y más cosas, para montar altares por todo el pueblo: altares al Señor. Luego sacan colchas, decoran las puertas con las flores recogidas y rezan. Apenas perceptible, un susurro, casi un pensamiento “Lo divertido que… y lo recuerdas con alegría… era algo tan grande para nosotras…”, Carmen.
Alejandra Vanessa
Este texto ha sido escrito por Alejandra Vanessa (Córdoba, 1981). Licenciada en Filología Hispánica por la Universidad de Córdoba. Ha publicado el poemario Colegio de monjas (mención especial del Premio Andalucía Joven de Poesía 2004; DVD, 2005) y el libro híbrido El hombre del saco (El Gaviero, 2006). Ha recibido diversos premios por sus relatos infantiles. Es una de las coordinadoras de la editorial y gestora cultural La Bella Varsovia. En realidad quiere ser artista.